lunes, 14 de julio de 2014

LA PASIFLORA o PASIONARIA:


Esta vez les cuento una hermosa leyenda:
Mburukujá era una joven doncella hija de un capitán español que había llegado a tierras guaraníes junto al ejército de su padre. Cuando se enteró de los planes de matrimonio con un joven capitan que su familia tenía para ella, rogó que no le obligasen a unirse a alguien a quien no amaba, lo que provocó la cólera de su padre.
La joven mantenía una relación secreta con un aborigen guaraní que cada día acudía con su flauta al jardín de la muchacha para contemplarla por la ventana, pues no podían verse ya que el padre le había encerrado en casa hasta el día de la boda.

Foto: LA PASIFLORA o Pasionaria :
Esta vez les cuento una hermosa leyenda:
Mburukujá era una joven doncella hija de un capitán español que había llegado a tierras guaraníes junto al ejército de su padre. Cuando se enteró de los planes de matrimonio con un joven capitan que su familia tenía para ella, rogó que no le obligasen a unirse a alguien a quien no amaba, lo que provocó la cólera de su padre.
La joven mantenía una relación secreta con un aborigen guaraní que cada día acudía con su flauta al jardín de la muchacha para contemplarla por la ventana, pues no podían verse ya que el padre le había encerrado en casa hasta el día de la boda.
Así pasaban los días hasta que Mburukujá dejó de escuchar la dulce melodía de su amado, y no se resignó a esperarle cada noche sentada en la ventana. Pero un día, en lugar del joven guaraní, acudió a la cita una mujer india, su madre, que le contó a la doncella cómo su hijo había sido asesinado por el ejército de su padre, que había descubierto el romance.
Entonces, la joven pidió a la vieja india que le acompañase al lugar donde yacía su hijo, y una vez allí, cavó una fosa con sus propias manos y, pidiéndole a la madre que cubriera sus tumbas y les dejase descansar eternamente juntos, clavó una flecha en medio de su pecho.
Desde entonces, los indios de la zona advirtieron unas extrañas flores que brotaban de las plumas de la flecha con la que Mburukujá acabó con su vida, una flor que la leyenda bautizó como 'la pasionaria'.
Hoy la utilizamos para el insomnio,para bajar la ansiedad, para estados alterados de nuestro sistema nervioso. 
Te invito a saborearla en una rica infusión!!

Así pasaban los días hasta que Mburukujá dejó de escuchar la dulce melodía de su amado, y no se resignó a esperarle cada noche sentada en la ventana. Pero un día, en lugar del joven guaraní, acudió a la cita una mujer india, su madre, que le contó a la doncella cómo su hijo había sido asesinado por el ejército de su padre, que había descubierto el romance.
Entonces, la joven pidió a la vieja india que le acompañase al lugar donde yacía su hijo, y una vez allí, cavó una fosa con sus propias manos y, pidiéndole a la madre que cubriera sus tumbas y les dejase descansar eternamente juntos, clavó una flecha en medio de su pecho.
Desde entonces, los indios de la zona advirtieron unas extrañas flores que brotaban de las plumas de la flecha con la que Mburukujá acabó con su vida, una flor que la leyenda bautizó como 'la pasionaria'.
Hoy la utilizamos para el insomnio,para bajar la ansiedad, para estados alterados de nuestro sistema nervioso.
Te invito a saborearla en una rica infusión!!

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